QUÉ SON LAS CREENCIAS LIMITANTES?

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«Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto». HENRY FORD

 

Las “creencias” son las normas o reglas según las cuales vivimos. Dependiendo de las que cada uno de nosotros tengamos pueden potenciarnos o pueden limitarnos, impidiendo alcanzar nuestros objetivos.

 

A menudo los principales obstáculos con los que topamos para lograr objetivos o iniciar nuevos proyectos no proceden del mundo exterior, sino de nuestro propio mundo interno. Estos obstáculos se configuran en forma de convicciones, percepciones y actitudes mentales. Las ideas que hemos elaborado sobre nuestras propias capacidades son uno de los factores que influyen más en nuestro desarrollo y en la forma de afrontar nuevos retos.  Generalmente estas ideas están muy afianzadas, es posible que lo estén desde la niñez, nos parecen inamovibles, delimitan nuestra percepción del mundo y determinan nuestra forma de actuar.

 

 Está comprobado que los que creen en sus capacidades, se esfuerzan  en trabajar y buscar los medios para conseguir sus objetivos ya que los consideran factibles, mientras que los que niegan sus capacidades se esfuerzan menos, obtienen un  rendimiento menor y con frecuencia ni siquiera lo intentan. ¿Para qué esforzarse, si no seré capaz?   Es lo que se denomina profecía autocumplida.

 

Las creencias limitantes son aquellos pensamientos que continuamente nos dicen «no puedo», «no me lo merezco», «los hombres son todos iguales», «no soy lo suficiente bueno/buena para lograrlo», «si abro mi corazón me harán daño», «los matrimonios no duran», «con mi sueldo no llego a fin de mes», “los ricos son malas personas”, “la suerte es para los demás”, etc.

 

Estas creencias limitantes las vivimos como «verdades» inamovibles, las construimos basándonos en nuestras experiencias sin darnos cuenta de que nos están «limitando» en algún área de nuestra vida.

A continuación, un ejercicio que nos permitirá poner en duda estas verdades inamovibles.  Cuando se nos impone una creencia, poner en práctica estos interrogantes:

 

 – Qué hechos demuestran esta creencia?

 

– Hay algo que demuestre lo contrario de esta creencia?

 

– Qué precio estás pagando por tener esta creencia?

 

– Qué intención positiva tiene esta creencia?

 

– Sientes paz o estrés con esta creencia en tu interior?

 

– Para qué te sirve esta creencia?

 

– En qué ámbito es válida esta creencia?

 

– Con qué estándares comparas?

 

– Qué posibilidades abre o cierra esta creencia?

 

– Quieres continuar sosteniendo esta creencia?  

 

Una vez hayas respondido todas las dudas puedes corroborar hasta que punto te potencia o te limita esta creencia? Si te sientes identificado con los resultados que estas obteniendo, sigue actuando como hasta ahora y mantén tus creencias. Pero si no te gustan, actúa de forma distinta y cambia tus creencias reemplazándolas con otras nuevas.   

 

“La forma en la que hablamos es un reflejo de las creencias que sostenemos. Si cambias la forma en la que hablas, empezarás modificar tus creencias limitantes” 

 

 El ciclo o bucle de la creencias se compone de cuatro pasos:

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Las creencias son ideas que uno considera ciertas.

 

Basándonos en esta idea cierta, iniciamos una determinada acción o la evitamos.

 

Esta acción genera unos resultados acordes con la creencia.

 

Estos resultados refuerzan la creencia.

 

  • Formula en positivo tus objetivos.
  • Céntrate más en definir hacia dónde quieres ir  que en lo que quieres evitar.
  • Específica qué recursos vas a necesitar y, si no los tienes, como conseguirlos
  • Considera que las dificultades y los  fracasos no son barreras insuperables, sino etapas necesarias del camino.

 

Nuestro sistema de creencias es un filtro que distorsiona toda la información que recibimos del mundo “real”, de modo que la realidad se convierte en sólo un espejismo.  

«Yo soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma»  INVICTUS, William Ernest Henley