LA ANSIEDAD NO SIEMPRE ES EL ENEMIGO

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Si pensamos que en muchas de nuestras actividades cotidianas surgen situaciones de stress que generan una respuesta activa por nuestra parte, concluiremos en que estas respuestas son defensivas y nos permiten adaptarnos y protegernos de amenazas; de esta manera, nuestro aparato psíquico nos protege del peligro.

Hasta aquí estamos hablando de respuestas adaptativas. En el caso de que las situaciones de stress se conviertan en algo excesivo y ante una exigencia extrema, aparece un incremento de la ansiedad que impide la realización de la vida cotidiana, con signos y síntomas físicos (palpitaciones, sudoración), psicológicos (preocupaciones, agresividad, inseguridad) y conductuales (hiperactividad, sueño roto, inhibiciones) que ya nos indican un riesgo para la salud puesto que entraríamos en la zona de respuestas desadaptativas.

La aparición de las respuestas desadaptativas son un claro indicador de que ha llegado el momento de operar un cambio en nuestra manera de actuar o en la organización de nuestra vida, puesto que si se ha llegado a este punto es porque algo no está funcionando bien.

En general el tipo de cambio al que tenemos que apuntar como profesionales es a que el paciente modifique su forma de interactuar con el mundo y la capacidad de expresar sus emociones.

Una manera de indagar acerca de cómo limita la ansiedad la vida de la persona es investigando si expresa siempre lo que siente, si están claros los objetivos de su vida a corto y largo plazo, si está haciendo algo que le gusta y cuáles son sus expectativas y sus miedos.

Cuando aparece el miedo puede provocar bloqueo emocional y la actitud puede derivarse hacia la evitación-negación del problema o someterse a él, aguantando, callando y acumulando insatisfacción; ante las dos actitudes la ansiedad acabará desbordando y apareciendo con los síntomas consecuentes.

Lo importante en estos casos es enfrentar el problema y registrar la aparición de la ansiedad como un llamado, una alarma que nos indica el momento de cambiar el rumbo. Consultar con un profesional especializado, en el caso de la psicoterapia se abrirá un espacio en donde controlar el nivel de la ansiedad y trabajar las situaciones que la generan con el fin de encontrar a la persona con sus objetivos, y desarrollar sus propias capacidadesy lograr que priorice su espacio, las cosas que desea, expresarse con libertad respecto de lo que necesita y que querría mejorar, afianzar así la autoestima y consolidar los cambios necesarios para su bienestar.