CELOS EN LA PAREJA: ¿UNA MUESTRA DE AMOR?

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Todos en mayor o en menor medida somos «celosos» de nuestras pertenencias, las cuidamos, tememos perderlas o que se dañen.  Este sentimiento nos resulta conocido, verdad?

Ahora bien, ya en el enunciado de la frase surge una cuestión, acabo de hablar de PERTENENCIAS, de bienes que son nuestros… podemos hablar de la misma manera de una pareja?  Ya desde el punto de partida de considerar a nuestra pareja como a una «pertenencia», algo que es de nuestra propiedad, estamos mal plantados en la situación.

Claro que cuando amamos a alguien, se constituye en algo preciado para cada uno de nosotros y este hecho, le otorga un valor único y difícil de mesurar.

Entonces podemos coincidir con que sufrir celos de forma moderada es una respuesta emocional normal y hasta halagadora para la pareja porque, de esa manera puede percibir lo importante que es para el otro.

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El problema surge cuando comienzan a sentirse de una forma exagerada y descontrolada puesto que lo convierten en algo patológico.

Veníamos reflexionando acerca de que los celos son un sentimiento de temor a perder aquello que amamos y que en pequeñas dosis, pueden colaborar a potenciar la relación pero, cuando se vuelven enfermizos nublan la razón del que los sufre.

Aparecen sospechas de manera constante y lo que es peor, basadas en hechos inexistentes, el miedo a ser abandonados concluye en un insistente control sobre la pareja.

Lo contrario ocurre cuando estamos seguros de nosotros mismos y de nuestra pareja, los celos no tienen la misma intensidad ni duración.

¿Cuál sería la causa de ser celosos?

En principio, las personas que no son seguras de sí mismas no se sienten merecedoras del amor de su pareja, lo que genera desconfianza por el otro.  El objeto de amor se constituye en algo sobrevalorado, ésto es para todos los enamorados sólo que la persona que está segura de sí misma no vive esta sobrevaloración como algo amenazante sino como un logro que vive con felicidad y del que puede disfrutar y puede pensar: «Esta maravilla de persona me ha elegido a mí para compartir parte de su vida…Soy realmente afortunado.»; cuando la imagen que cubre el pensamiento del inseguro es: «Alguien tan increíble como él no puede haberse fijado en alguien como yo, en cualquier momento conocerá a otra persona mejor y me dejará».

Por otro lado, las experiencias de vida que conlleve afectarán su percepción.  Ya sea experiencias familiares, por ej.: el modelo de pareja de sus padres, o experiencias de parejas anteriores, en el caso de que haya habido una traición y por último, personas con ciertos rasgos de personalidad pueden tener una tendencia a ser desconfiados en exceso y desarrollar una celotipia.

¿Existe una posibilidad de controlar los celos?

Lo importante es ser conciente de qué situaciones activan las crisis de celos para poder gestionarlas sin mayores consecuencias, en el caso de te encuentres tomado por la espiral y no haya forma de controlarlos, lo conveniente es consultar con un especialista para poder dar una solución al problema.

Antes, puedes intentar los siguientes caminos:

Conectarte con los sentimientos que te unen a tu pareja y nutrirte de lo que ambos tienen cuando están juntos, estos pensamientos son los que tienen que desplazar a los destructivos que te hacen desconfiar.  Se trata de ser lo más objetivo posible y distinguir entre la realidad y lo que está desdibujando tu imaginación.

Otra cuestión de mucha importancia es la de evitar controlarlo todo en la vida de tu pareja.  Aquí radica la importancia de tener en claro que una pareja es la unión de dos personas con gustos e intereses en común por un lado, y por el otro, hablamos de personas que tienen otras áreas en su vida además de la pareja: amigos, familia, estudio, trabajo, tiempo para sí mismos, hobbies; es decir, personas en la que ninguna es de la propiedad del otro.  El control permanente sobre tu pareja sólo genera agobio y falta de aire.

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Reflexionar sobre lo que sientes con el fin de aclarar tus ideas, ayudará a que puedas expresarte con sinceridad y descubrir tus miedos y necesidades.  Son los primeros pasos del camino hacia la solución.

No se trata de culpabilizar a otros de lo que te ocurre.  Es importante reconocer las responsabilidades propias de tus sentimientos y de tus actos, lo que hace que dependa de tí y que seas la única persona que pueda promover este cambio.

Lic. Marcela S. Pereyra

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