¿Es un trastorno o un momento evolutivo?
Esta es una pregunta que me hago con todos mis pacientes cuando están tristes, nerviosos o pasando por situaciones complicadas. La diferencia entre trabajar con o sin psicofármacos se basa en esa simple pregunta, y es que he notado que en las últimas décadas se han convertido en trastornos muchos momentos evolutivos.
Si a un adolescente le ha dejado su novio, probablemente va a estar triste, y si un paciente de cuarenta años pierde su trabajo y no consigue encontrar otro, su reacción se puede traducir en ponerse nervioso. ¿Significa eso que tengo un caso de depresión y otro de ansiedad? No necesariamente. La tristeza y los nervios son respuestas emocionales totalmente adecuadas a la situación.
De una situación que no es grata, lo natural es que surjan emociones desagradables, pero no se convierten automáticamente en patologías o trastornos. Como he dicho antes, son respuestas adecuadas y hay que atravesarlas para poder volver a un estado de bienestar. En muchos casos, estas emociones se pueden corregir en procesos terapéuticos sin necesidad de tomar medicación.
La razón por la que marco esta diferencia es porque en nuestra sociedad actual se toma con mucha ligereza el tema de los psicofármacos, de manera tal que ha aumentado su consumo abundantemente. Si bien es cierto que debemos estar agradecidos de la existencia de los psicofármacos, ya que gracias a ellos muchas personas llevan vidas normales que serían imposibles sin ellos, hay que ser consciente de los abusos y excesos de los mismos.
¿Por qué abusamos de la medicación?
Una de las fuentes más comunes de malestar hoy es la dificultad para estar mal.
Por no poder estar mal, nos ponemos peor.
Y,, ¿qué es estar mal? Es tener que vivir algún tipo de tensión interna que preferiríamos no tener que vivir.
Dr. L. Lutereau
El abuso de los psicofármacos se debe a varios factores, pero hay uno del que quiero hablar especialmente: el factor social.
En nuestra sociedad hay un mandato no escrito que nos presiona a ser felices, positivos y productivos. Sin pausa ni excepciones. Por tanto, cuando nos encontramos con emociones o situaciones que nos impiden seguir siendo felices y productivos, tanto nosotros como el mundo externo buscamos una solución rápida que nos ahorre los malos tragos y nos permita seguir adelante.
Si me conoces un poco, sabrás que soy una persona muy positiva y optimista. No estoy en contra de los mensajes positivos o inspiradores que nos ayudan a ver el lado bueno de las cosas y siempre dar más de uno mismo, pero todo tiene un límite.
No somos máquinas. No podemos estar siempre bien y funcionando. A veces las cosas no salen como esperamos (para saber más sobre planes que salen mal, te invito a leer esta entrada) y no pasa nada si estamos tristes o nerviosos.
Los seres humanos tenemos muchísimos recursos como el autoconocimiento y la autoestima para resolver situaciones desagradables sin necesidad de medicación, pero no hay nada más saludable que respetar nuestros tiempos. Lloremos cuando estemos tristes, compartamos nuestras preocupaciones, pidamos ayuda cuando la necesitemos. Todos estos momentos evolutivos nos hacen crecer como personas.