El pasado 13 de enero se celebró el Día Internacional de la Lucha Contra la Depresión con el objetivo de visibilizar, apoyar y prevenir sobre este trastorno emocional que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, siendo considerada como la primera causa mundial de discapacidad.
La depresión puede ser causada por razones genéticas o familiares, por situaciones de estrés o traumáticas, por problemas en el entorno laboral o afectivo, o incluso por otras enfermedades que afectan nuestra composición química y genética; y se caracteriza principalmente por un estado prolongado de tristeza, apatía, aislamiento, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y sensación de cansancio.
Todos somos susceptibles a transitar un episodio depresivo y, de la misma manera, todos somos capaces, con el apoyo adecuado, de salir de este. De esto justamente vengo a hablar hoy.
¿Se puede salir de la depresión?
Este tema es cuanto menos controvertido, y cualquier intento de responder a la pregunta de manera simplificada genera debate, puesto que no es una pregunta para nada simple. Sin embargo, es una pregunta que se hacen todos. Todos tenemos miedo a “recaer” y volver a esos lugares oscuros en donde nos sentimos miserables.
Antes de intentar responder la pregunta, me gustaría reflexionar sobre qué significa “salir” de la depresión.
Si tras un trastorno depresivo, con apoyo profesional – y, en muchos casos, tratamiento con psicofármacos – la persona recupera el interés por la vida cotidiana, retoma sus tareas laborales, realiza actividades placenteras o saludables y se reencuentra con sus amistades o hace nuevas, se podría decir que esta persona ha superado la depresión. Durante un proceso terapéutico, el paciente aprende a ponerse como prioridad y a tomar medidas de autocuidado para sostener ese estado de bienestar y, en su defecto, identificar señales de alarma para prevenir un nuevo episodio depresivo.
¿Significa eso que nunca vaya a volver a pasar por un episodio depresivo? Probablemente no. Los síntomas pueden volver a aparecer, pero no significa necesariamente que la persona esté en una “recaída”.
Un día estaba debatiendo con mi hija sobre este tema y me propuso una analogía que me parece interesante compartir. Pensemos en un resfriado (salvando las distancias, no estoy equiparando la depresión a un resfriado). A lo largo de nuestra vida, nos resfriamos muchísimas veces. Sin embargo, todos estamos de acuerdo en que no es un único resfriado del que no nos acabamos de recuperar, sino un virus (de hecho, muchos virus diferentes) del que nos contagiamos una y otra vez.
Cuando nos empezamos a sentir mejor después del resfriado, ¿vivimos con un miedo constante a volver a resfriarnos? No, disfrutamos de nuestra salud recuperada y, con suerte, tenemos un poquito más de cuidado durante el invierno, nos abrigamos, y prestamos atención a posibles signos que nos indiquen que nos estamos enfermando.
Con esto no quiero decir que es imposible recaer, o que cada recaída es una depresión “diferente” (no te tomes mi analogía al pie de la letra). No olvidemos que la depresión influye en la composición genética y el funcionamiento de los neurotransmisores cerebrales, y puede dejar una marca que nos haga un poco más vulnerables a futuros episodios depresivos. Al fin y al cabo, es un hecho que existe la depresión crónica.
Lo que creo que es importante extraer de la comparación con el resfriado es que tenemos que ser capaces de disfrutar de los pequeños grandes logros que nos indican que estamos cuidando de nuestra salud mental sin miedo a una posible recaída, y, en caso de identificar señales que nos indiquen que estamos entrando en un ciclo depresivo, cuidarnos usando esas herramientas con las que nos hemos armado para poder salir adelante.
Tener miedo a volver a estar triste no nos protege de volver a estarlo. Aceptar que, aunque hayamos superado una depresión, seguimos siendo susceptibles a este tipo de trastorno, nos prepara para volver a utilizar esas herramientas que un día nos sirvieron para estar mejor. No podemos inmunizarnos contra la depresión, pero sí podemos salir de ella.
Si crees que sufres depresión, no dudes en pedir ayuda, o ponte en contacto conmigo. #DiaMundialContraLaDepresion